La columna de los canillitas, por Carlos Vila (09/08/2020) Dientes de cordero

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Dientes de corderos, sobre la ciudad
árboles de fuego, para navidad.
Ollas que destellan, en la noche azul
Abollada estrella, vieja cruz del sur.
Los lobos ahora se exitan. Tiemblan frente a la TV.
Aunque el plan va saliendo bien.
Dientes de cordero, cruzan la ciudad
Gritan su deseo de justicia y libertad.

Así inmortalizaba Andrés Ciro Martínez, de Los Piojos, aquel 20 de diciembre de 2001, la última tragedia en nuestra Plaza de Mayo en la que como resultado de esa pueblada fueron asesinados cinco compañeros. 39 muertos en todo el país.

Pasaron casi 20 años, y quien no conociera la historia de la Argentina podría resignificar la letra de Los Piojos. Con otros actores, y con otros intereses. Pero hoy los lobos también se excitan y tiemblan frente a la TV. Aunque el plan va saliendo bien, como dice la letra.
Una vez más es nuestro gobierno el que devuelve a la Argentina al camino de la independencia. Contra todos los pronósticos de los grandes medios. Atravesando la pandemia más importante de la historia.
Apenas a 8 meses de haber asumido, y con el endeudamiento externo más vertiginoso que registra la historia del mundo, nuestro número 10, Martín “Maradona” Guzmán, logró un acuerdo con los usureros más temerarios del mundo, por el cual Argentina se ahorrará de pagar unos U$s42.000 millones.
Y el mismo día, el Congreso convirtió en Ley la restructuración de la deuda en moneda local, por la cual nos ahorraremos de pagar U$s20.000 millones.

Las encuestas dicen que más del 80% de la población está de acuerdo con el modo en que el gobierno de Alberto Fernández está conduciendo esta pandemia. Los resultados están a la vista, más allá de que a pesar de todo nos duelan porque cada muerte es irreversible.
Argentina tiene una tasa de contagios y muertos muy por debajo de muchos de los países más serios del mundo. En apenas unos meses el gobierno logró aumentar significativamente la cantidad de camas de terapia intensiva en todo el país. Multiplicó la cantidad de respiradores. No faltaron equipos de protección individual (delantales, batas, guantes, mascarillas, gafas protectoras…)
Un éxito a apenas horas de asumir, y habiendo recibido un país fundido.
Como no había forma de bajarle el precio por ahí, entonces los sectores de poder derrotados en diciembre trabajan minuto a minuto para generar un clima de frustración y derrota. El primer fantasma que mostraron era el del default. Negando que Macri nos hubiera dejado en ese default, y dando por sentado que el mentado acuerdo con los usureros no se iba a producir.
1 a 0. Perdieron.

Desde hace varias décadas la sociedad civil viene reclamando una reforma del escandaloso poder judicial. Es sin dudas el más bochornoso de los poderes, y el paraguas para la consolidación de un modelo de corrupción.
Los medios y dirigentes que responden a los mismos intereses hicieron de este tema uno de los principales reclamos contra el último gobierno de Cristina. Pero a pesar de que desde 2016 hasta diciembre último no hubo ni un solo avance en ese sentido, esos medios y dirigentes no dijeron ni mú.
Macri sacaba y ponía jueces a su antojo y por decreto, pero ahí “la República” no estaba en peligro.
Y mientras esos sectores agitaban el fantasma de que este nuevo gobierno iba a crear el Ministerio de la Venganza, Fernández mandó al Senado un proyecto para que la política defina, consensuadamente, una reforma judicial.
2 a 0. Pero así y todo, están moviendo cielo y tierra para que la reforma fracase.

El sociólogo y periodista Daniel Schteingart viene publicando en Twitter datos muy interesantes y de fácil comprensión sobre la actividad industrial, motor de la economía.
En Junio, dice Schteingart, se dio una fuerte recuperación de la industria. Superior a la esperada. Creció 13,8% respecto a Mayo, y la caída interanual se recuperó del 26% al 6,6%.
En la última semana de Julio la actividad industrial (siempre medida en base al consumo de energía) prácticamente volvió a los niveles del mismo período de 2019 (apenas un 2,5% negativo interanual).
Si miramos la producción de materiales para la construcción, vemos que en Julio creció 13,6% interanual, y 27% mensual respecto a Junio.
Y si miramos la industria automotriz, también en Julio vemos que produjo casi lo mismo que hace un año (un 1,5% interanual menos).

No caben dudas de que hay un sector mayoritario de la población que lo percibe. Pero no es eso lo que reflejan los grandes medios. De eso en los grandes medios no se habla.
Los dueños de los fierros, los de la producción y los mediáticos, son un factor de poder que requieren un tratamiento coherente y sólido desde la política. Es la política la que los debe poner en caja.
Ellos ya fueron por todo. En especial los dueños de los medios.
Lo venimos diciendo semana tras semana. Reciben ingresos millonarios y reparten migajas. No sólo en salarios, sino en condiciones de trabajo.
Se cargaron una reforma laboral de hecho. Sin debate público. Porque son ellos los que deciden qué se hace público y qué no.
Levante la mano el que conozca un periodista que esté en blanco en una radio, un diario o un portal. Levante la mano el que conozca un fotógrafo o un diseñador gráfico de un medio que esté en blanco. Son todos y todas monotributistas. En el mejor de los casos.
Al final de la cadena del periodismo gráfico pasa lo mismo. Al final de la cadena estamos nosotros, los canillitas.
¿Cómo vamos a vender un diario si la gente ya se dio cuenta que lo que dicen los diarios refleja poco o nada lo que pasa en la realidad?
La información es un derecho esencial para la convivencia en un Estado democrático. Sin información no hay democracia. Los trabajadores de la comunicación debemos encarar mancomunadamente una lucha por la reforma del sistema de medios. Pero mientras tanto debemos poder sobrevivir para llevarla adelante. Los canillitas ya no vendemos diarios y revistas, necesitamos con urgencia redefinir nuestro rol y nuestros quioscos. Así como con la justicia o con los acreedores, el Estado es el único que puede garantizar la reforma del sistema