La columna de los canillitas, por Carlos Vila (30/5/2020) 75 AÑOS DE SINDICALIZACIÓN

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Hoy es muy importante poder revisar nuestro pasado para entender el presente y proyectar nuestro futuro. Este año los canillitas cumplimos 75 años de sindicalización, empezamos en 1945, y en esos 75 años tuvimos cuatro grandes dirigentes: Napoleón Sollazo, que fue el fundador; luego Cortez y Quiero, que fueron baluartes de esta actividad; después vino Apicella, y finalmente esta conducción que encabeza Omar Plaini.

En estos 75 años es importante entender qué pasó entre la política y el sindicato, y por qué es importante el sindicato. En el año 1945, en el gobierno del General Perón, se crea la ley de la actividad, donde promulga el porcentaje, la devolución y la actividad laboral. Diez años después, en 1955, hay un golpe de estado cívico militar y comienza la autodenominada Revolución Libertadora, y con ella la primer intervención en el sindicato de vendedores de diarios. En 1955 hay una intervención y un corte democrático en el sindicato, y en 1957 se lleva a cabo el primer intento de ruptura del porcentaje, y como consecuencia de ese intento de ruptura del porcentaje muere nuestro compañero Méndez en Avellaneda. Porque el sindicato estaba intervenido pero las bases estaban vivas, e hicieron un paro general que es el marco en el cual muere nuestro compañero.

En 1963, con el gobierno del presidente Arturo Illia, se recupera la democracia en el sindicato, y entonces asumen Cortez y Quiero. Fue una época de bonanza, en ese cortísimo período se construye la sede sindical que aún tenemos en la calle Venezuela, se hace un edificio gigantesco de cinco torres, se construyen los consultorios… todo en muy poco tiempo.

En el año 1966 aparece una nueva ruptura institucional en el país: el golpe de estado cívico militar que instauró la dictadura de Onganía. Y se vuelve a interrumpir la vida democrática del sindicato. Por primera vez en la historia, desde Perón a la fecha, al Ministerio de Trabajo se le baja el rango y pasa a ser Secretaría de Trabajo, se lo degrada y con él se degradó también nuestra actividad.

En 1968 se recupera el sindicato. Asume Apicella y sigue al frente hasta el golpe cívico militar de 1976, la última dictadura, que nuevamente interviene el sindicato de canillitas. Era la década infame de los argentinos, la más sangrienta de las dictaduras, no había libertad de prensa, no había libertades individuales, y se ataca a los quioscos de diarios. El intendente de facto de la Ciudad de Buenos Aires, el brigadier de la Fuerza Aérea Osvaldo Cacciatore, hizo una razia donde levantó y clausuró quioscos de diarios a diestra y siniestra. Y a la vez se allanaban los quioscos para robarles las revistas que publicaban editoriales opositores a este proceso dictatorial, como la revista Humor, y las pocas publicaciones de la prensa libre.

Y en paralelo a la intervención de nuestro sindicato, no había actividad sindical, había estado de sitio, no se podían reunir más de tres personas… eso fue un verdadero caos para nuestra actividad.

En 1983 los argentinos recuperamos la democracia, el sindicato vuelve a manos de los trabajadores, pero… hasta ahí nomás… porque se recupera el instrumento sindical, se nombra una comisión transitoria, pero en 1986 vuelve una nueva intervención sindical. Ese mismo año, en 1986, la intervención llama a elecciones y gana nuevamente Cortez. Y en 1990 volvemos a tener otra nueva intervención sindical.

En 1990 ya estábamos en el gobierno del presidente Carlos Menem, un gobierno neo liberal, similar al de los militares de la última dictadura. En este gobierno los canillitas sufrimos una gran avanzada, nos quitan derechos, nos mandan “a comercio”, nos sacan el porcentaje, perdemos la ley del año 1945 que regula y protege nuestra actividad, y quieren enviarnos a un régimen desregulado. Sin anestesia, una mañana nos levantamos con la noticia de que había desaparecido la actividad de los vendedores de diarios y revistas.

En 1999 llega a la presidencia Fernando De la Rúa, y en el año 2000 con el Decreto 1025 intenta emprolijar la situación pero en realidad consolida la desregulación creando un doble ámbito, el de comercio y el laboral.

Casi 10 años después, en el 2009, hay un gobierno que nos restituye derechos con el Decreto 1693 y la Resolución 935, es el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Néstor ya había avanzado en ese sentido y los canillitas hicimos lo propio. En 2006, y contra todos los pronósticos, recuperamos el gremio de la mano de la actual conducción encabezada por Plaini. Le ganamos las elecciones a Apicella que gobernaba nuestro sindicato desde 1990 con la llegada de Menem al poder. Ahí los canillitas volvimos a tener predominancia en la actividad, en los derechos y volvimos a tener un sindicato unido. En el año 2008 se nos otorga la obra social sindical.

Y otra vez, casi 10 años más tarde nos vuelven a intervenir. En 2017, durante el oscuro gobierno del presidente Mauricio Macri. Esta vez nos intervinieron en nuestra gestión. Con la diferencia de que en todas las intervenciones anteriores se intervenía al sindicato pero no se perseguía a sus dirigentes ni se los acusaba de nada. Se intervenía porque era un sindicato que defendía derechos y porque era una entidad que tenía que ver mucho con los medios, y porque no respetaba el estatus quo que nos querían imponer. Salvo en los 25 años de Apichella, primero 8 años y después 17, que el sindicato fue muy proclive a los medios y a lo que estos decidían, todas las demás gestiones fueron combativas.

Es decir, en 75 años de historia de la actividad sindical de canillitas, estuvimos más de 30 años intervenidos, tuvimos seis intervenciones y en cada una de esas intervenciones siempre fuimos atacados. ¿Y por qué fuimos el sindicato de República Argentina más intervenido, siendo un sindicato chico, siendo un sindicato con dirigentes que tenían participación política? La respuesta es simple. Los medios buscan transformar esta actividad en sólo comercio. Buscan que sus publicaciones se puedan vender en cualquier lado: comercios, supermercados, almacenes. Y por el contrario, los trabajadores queremos más sindicalización, más protección, más Estado, más presencia del Ministerio de Trabajo, mayor nivel de conciencia y un futuro instrumento cooperativo de los trabajadores canillitas.