La columna de los canillitas, por Carlos Vila (19/07/2020) La conducción política de la comunicación

Escuchá el programa completo

La semana pasada Alfredo Zaiat publicó en Página/12 una nota brillante: “La conducción política del poder económico”. Hizo una semblanza impecable de los que seguramente son los grupos económicos más influyentes de la Argentina.

Zaiat cuenta que el presidente Alberto Fernández convocó a los empresarios que reúnen a los titulares de las grandes cámaras, para sumarlos a la construcción de una nueva normalidad económica, que deje atrás el capitalismo neoliberal hegemonizado por las finanzas globales. 

Y advierte Zaiat que estos empresarios “No es probable que quieran ser parte de esa tarea”.

El nudo de su argumentación, del por qué es improbable que les interese sumarse a esa tarea, tiene que ver con que estos actores “están cada vez más alejados del destino del mercado interno, operan en áreas monopólicas o con posiciones dominantes, y están subordinados a la valorización financiera de sus excedentes, los cuales en gran parte son dolarizados y fugados”, reflexiona Zaiat.

Además, el periodista hace una recomendación final: “la reconstrucción de una nueva normalidad económica, requerirá ampliar la base social de la alianza con el sector privado, incluyendo a pymes, cooperativas, emprendedores, firmas recuperadas y empresas de la economía popular”.

Brillante a nuestra forma de ver.

También la semana pasada, antes de la nota de Zaiat, los que nos interesamos y seguimos el mundo de la comunicación y la política vimos otra discusión. Un debate que se formalizó en dos solicitadas: 

  • una firmada por unos 300 periodistas, cámaras y empresarios de medios de comunicación que dicen sentir presiones del poder político y judicial, y ponen en dudas la libertad de prensa, 
  • y otra contestando a la primera, firmada por más de 2.000 periodistas y trabajadores de la comunicación, que sostiene que la libertad de expresión tiene una doble acción: el derecho del periodista a informar, y el derecho de la comunidad de informarse.

Por fuera de estas solicitadas hubo periodistas que recogieron el guante y abrieron el debate desde sus plumas o micrófonos. Uno de los más sinceros tal vez fue Reynaldo Sietecase, quien desde la radio le contestó a Majul, que dijo sentirse desprestigiado. A lo que Sietecase respondió que para sentirse desprestigiado primero hay que tener prestigio.

A nuestro entender, impecable contestación.

Lo que está claro es que hay un sector mayoritario del periodismo que rechaza ponerse bajo el paraguas que cobija a esos periodistas y empresarios de medios. 

Y nadie mejor que estos trabajadores para saber cómo operan algunos medios y algunos periodistas. 

Entre los trabajadores del gremio de la carne hay un dicho que dice que los que fabrican salchichas no comen salchichas.

El origen de la disputa tiene que ver con un sector de la prensa que se siente en la mira a partir de la difusión de distintas investigaciones judiciales sobre escuchas ilegales y persecuciones que hizo la AFI de Arribas y Majdalani, sobre todo a Cristina Kirchner, a ex funcionarios de su gobierno, a periodistas, a empresarios, a sacerdotes, a sindicalistas y hasta a los propios funcionarios del gobierno de Macri.

Los canillitas lo sufrimos en carne propia: nos intervinieron nuestro sindicato.

Todos esos materiales producidos por la AFI llegaban mágica y directamente a distintos periodistas, y eran el insumo para la construcción de relatos que apuntaban a ensuciar dirigentes y espacios políticos. 

Y tuvieron varios abanderados: Lanata, Majul… 

Pero no fueron los únicos. Otros como Daniel Santoro también alimentaron esos relatos fantasiosos desde los portales. 

Y muchos medios que apostaron a esa construcción política aportaron su granito de arena. 

Ese sector es el que ahora dice sentirse presionado, y es el que redacta la primer solicitada.

La respuesta del periodismo independiente no se hizo esperar, y está en la misma línea que el pedido de Zaiat.

Los periodistas dicen en su solicitada: “Las y los abajo firmantes, periodistas de medios privados, públicos, autogestivos y comunitarios, desocupadas y desocupados, así como también analistas de los medios de comunicación e integrantes de entidades vinculadas al estudio y la agremiación…”

Está claro que no están hablando los empresarios. Hablan los trabajadores.

Y Zaiat decía: “la reconstrucción de una nueva normalidad económica, requerirá ampliar la base social de la alianza con el sector privado, incluyendo a pymes, cooperativas, emprendedores, firmas recuperadas, empresas de la economía popular”.

Los dos están hablando de producción. Producción de bienes y servicios, o construcción de sentido. 

Y los dos están diciendo que la única forma de garantizar que eso suceda es haciendo que los protagonistas de esa producción tengan voz para discutir y construir su propio destino.

La soga se tensó tanto que se borraron los grises. Quedó todo en blanco sobre negro. Lo mismo que les pasa a los trabajadores de la comunicación, a los que producen el diario, nos pasa a los que nos toca distribuirlo y venderlo.

Nuestros escaparates están llenos de publicaciones. Pero ninguna habla de nosotros. Ninguna habla de los trabajadores como sujetos sociales. 

Somos los mensajeros de nuestros propios verdugos. Trabajamos a favor de quienes nos pretenden eliminar como clase.

Más del 80% de las publicaciones que vendemos son de las grandes editoriales. Prácticamente desaparecieron las pequeñas editoriales.

Nos esforzamos todos los días para que cada vez ganen más mercado los que en el 2001 nos precarizaron quitándonos la ley protectora que regulaba la actividad, quitándonos el porcentaje, quitándonos los días de descanso.

Y lo mismo hicieron con los trabajadores de prensa y los gráficos. Los precarizaron.

Los canillitas recién en 2009 y 2010, después de muchos años y mucha lucha, logramos la restitución de algunos derechos. Todavía falta mucho. 

Pero el escenario cambió. Ya no alcanza con recuperar ese porcentaje histórico. Hoy necesitamos algunas de las herramientas de las que hablan Zaiat y los propios trabajadores de prensa. 

Necesitamos una unidad de producción con olor a trabajadores. Necesitamos poder transformarnos y poner en marcha herramientas de la economía popular.

Necesitamos poder constituir cooperativas de vendedores de diarios. Terminar con las poderosas empresas de logística que están por fuera de la ley pero siguen avanzando y se comen a las pequeñas cooperativas.

Necesitamos transformar nuestros quioscos. Abrirlos. Complementar la venta de diarios y revistas con otros servicios que le permitan a cada trabajador canillita volver a ganarse la vida con la misma dignidad que lo hacían sus padres y sus abuelos.

Si no peleamos por la construcción de una economía a escala humana, estaremos construyendo monopolios cada vez más poderosos. 

La distancia cada vez más grande entre los segmentos más ricos y los más pobres de la sociedad es un dato de nuestra realidad.

Debemos democratizar los recursos para hacer una sociedad más plural y más rica. Ampliar la base es nuestro deber. 

En el mundo de la comunicación se construyen los consensos. Y con los consensos se hace la política. La tarea es urgente. Y es política.